Su birome y él. Décimo aniversario.

Aspecto aproximado de sus primeros días.

Hace diez años Pablo compró una birome nuevita, pintaba azul, como el cielo y el triunfo, como la derecha. Escribió con Tipex sobre ella la fecha idílica del 15-mayo-2001, tiempos fantásticos, todo de ensueño como un anuncio de compresas. Con una birome nueva uno se siente feliz, se siente rey del  mundo, incluso podríamos decir que uno con una birome nueva es menos negro si no fuese tan disparate.
La birome descrita desapareció tiempo ha, nunca más se supo de ella hasta el domingo, día de diez años más tarde, que apareció salida de un cajón junto con un lápiz mísero que no voy a describir por infame. Pero, oh, infiernos, aquí es cuando la historia da un giro catastrófico y la descripción empieza a tomar tintes inmorales, porque la realidad inesperada, te apuñada un día domingo con una mano flaca que sale de cualquier cajón que parecía inocente. La birome ya no es nuevita , está rota y ya no pinta azul como el cielo, el triunfo y la derecha, ahora su tinta es gris como la tormenta, la desgracia y el anarquismo. Uno ya no se siente feliz al tomarla entre los dedos, uno ya sabe que es tan negro como el espejo muestra, uno es consciente que solo es rey del culo del mundo. La evolución de la vida de Pablo pasa, asquerosa, ante sus ojos a causa de un encuentro casual con un elemento simple de escritura que hace diez años lo hizo feliz aunque fuese por un rato.
La vida cambia para peor porque es una mierda y la birome lo sabe. El negro también.